Desnudo en teatro terapia Gestalt
Una de las principales habilidades de un terapeuta teatral consiste en descubrir cuál es el desnudo que más necesita realizar cada participante.
Durante los treinta años en los cuales ejercí la profesión formando actores, he visto a muchos alumnos con una especial fascinación por mostrar su cuerpo desnudo en escena —por lo general, cuerpos bellos y bien cuidados— y que, sin embargo, eran incapaces de transitar el erotismo o expresar la ternura sin que los invadiera un inmenso pudor.
Para otros, la dificultad está en mostrar su ira o en reconocer su dolor. Está el complaciente, incapaz de demostrar su capacidad para confrontar. También encontramos al que no puede mostrarse débil ni perdedor, o fuerte, o ganador.
Todos tenemos una estructura de temor, según el propio carácter y arraigada en la idea loca de que, si enseñamos ciertos aspectos de nuestro ser, seremos rechazados, no nos querrán. Desnudar estos aspectos será el inicio de un camino reparador.
El terapeuta teatral tiene la posibilidad de ayudar a vencer las resistencias que cada uno trae a la sesión si comprende que el individuo, en su necesidad por sobrevivir a las hostilidades —reales o imaginarias— que le ha impuesto el medio, se ha transformado en un experto en ocultar aquellos aspectos que, cree, lo pondrán en peligro.
Es misión de la terapia desmitificar esta creencia. Una vez detectada la estructura de temor, el terapeuta teatral cuenta con una enorme cantidad de recursos que le otorga el teatro y que son artísticos, creativos y lúdicos para ayudar a realizar ese desnudo que tanto beneficio reportará a quien lo lleve a cabo.
El momento en el que alguien es capaz de hacer este desnudoen público es el punto de inflexión en su proceso que le permitirá avanzar hacia la realización de su crecimiento personal.
Claudia Fres