El valor de esta fusión radica en que, así como toda terapia nace con vocación de curar, el arte desarrolla la salud. En particular la terapia Gestalt y el Teatro de la Vivencia comparten los mismos preceptos: trabajan en el presente, el darse cuenta y el responsabilizarse de la propia experiencia por lo tanto ambas se incluyen y se nutren entre sí.
Gran parte del valor terapéutico del teatro radica en que quien actúa es a su vez su propia herramienta de trabajo, su instrumento y su intérprete. La ficción permite entrar sin riesgo a explorar situaciones que de otra manera evitaríamos, a expresar sentimientos que estaban contenidos, liberar emociones que teníamos penalizadas e integrar distintos aspectos de nosotros mismos a los que solíamos dar menos o ningún espacio.
El ser – hacer – actuar posee en sí mismo una amplia capacidad de transformación personal. El enfoque terapéutico de la terapia Gestalt, con su énfasis en lo espontáneo, lo expresivo y genuino de cada individuo es lo que permite poner conciencia y responsabilidad a lo experimentado en escena para integrarlo a la vida personal.
En definitiva la Teatro Terapia Gestalt es un abordaje terapéutico diferente y singular. Incluye herramientas artísticas, desarrolla la creatividad y tiene lugar en un espacio extra cotidiano, factores que enriquecen tanto nuestra vida interior como nuestra personalidad expresiva.